Desconozco la clase de gravedad que me circunda,
que provoca que te alejes de mi una y otra vez.
Ignoro cuál será nuestro destino,
más allá de la separación permanente.
Desprecio a mi maldita suerte,
pues me tiene atada al silencio.
Reniego de esta realidad en la que vivimos,
donde los cuerpos pesan más que las almas,
donde el espíritu es solo un instrumento,
donde la voz no es más que un sonido.
El dulce despertar me asalta cada mañana,
dulce al saber que nos encontraremos,
que disfrutaré de ti al menos unos instantes,
que podré mirarte de frente.
Amargo es el regreso,
en el que la convicción de tu desidia
embarga mi entusiasmo,
me aplasta sin oscilaciones.
Sobreviven mis lágrimas a tu despedida,
sin que llegues a percatar su existencia.
Miénteme con un beso,
mis ojos brillarán como lo hacen ahora,
ahora que cuento con más minutos tuyos en mi haber.
Por cada momento que me regalas
1 comentario:
Me gustan tus poesías y tus textos, no sé si es bueno o malo, pero transmites bien el estado emocional en el que pareces escribir cada uno de ellos. Un día dejarás de mirar fijamente un punto en la pared porque ya no habrá pared ;) un beso!
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