El miedo apaga miradas y arranca sueños, frena los grandes impulsos, y nos hace débiles ante nosotros mismos y ante el mundo en general. Todos somos hijos del mismo miedo.
Siempre llenos de temores. Si bien el miedo es un ingrediente más de este mejunje al que llamamos vida deberíamos acostumbrarnos a él y restarle importancia, pero no lo hacemos. Por cada logro alcanzado conseguimos también una porción de sombrío miedo, nos dejamos llevar por ese canto de sirena que nos atrae a las profundidades, nos sentimos intimidados ante ese feroz guerrero casi imbatible.
No es el amor no correspondido lo que nos arrastra a la cuneta, es el temor a sufrir el que lo hace, nos retiene en una cárcel de juicios contradictorios, de valoraciones sin sentido. Miedo a sentir, y cuando se siente, miedo a dejar de hacerlo. Miedo a actuar, a equivocarnos. El miedo alimenta nuestras inseguridades, y viceversa. Es un círculo vicioso del que solo algunos escapan, solo los más fuertes, los que asumen que es más sano errar que no hacer nada, los que no aceptan la parálisis como plan definitivo, aquellos que no permiten a Fobo ser un parásito de la moral.
lunes, 29 de septiembre de 2008
MIEDO
martes, 9 de septiembre de 2008
CELOS
Sé que la espera es mi camino, y que la paciencia es la virtud que necesito,
pero el conocimiento no es razón suficiente para que mi corazón responda a esas exigencias.
No quiero más que verte, y los días se me hacen largos hasta que lo consigo, aunque observarte mirando a otros ojos me queme, aunque me abrase contemplar tu mano sobre un brazo ajeno.
Y aún así sigo buscando lo mismo, que tus minutos sean los míos, que tus palabras sean para mis oídos, que tu mirada termine reclamándome, que tu sabor vuelva a mis labios.
Fumo y bebo, solo como acto reflejo ante la casi indiferencia, escucho tus palabras esperando que me nombren indirectamente, entresacando conclusiones dónde no las hay, buscando fehacientemente algo reconfortante que termine de alegrar mis horas.
Me das la mano y te siento, tus dedos entrelazados con los míos, mi mirada clavada en tu nuca, mis caricias buscándote entre canciones.
Me siento indefensa, vulnerable, sé lo que debería hacer, y conozco nuestro acuerdo, pero no hay palabras que me sirvan de aliento, solo momentos contigo.
No te vayas nunca, porque mi aire se irá a la vez; no te alejes, pues la distancia se hará dolor; no sueltes mi mano, o caeré de nuevo.
Si los celos me consumen, que lo hagan, pero no dejaré de pasar mi tiempo a tu lado, no abandonaré el compartir ni un solo segundo, ni olvidaré que lo que siento me hace débil pero feliz, a veces.
lunes, 8 de septiembre de 2008
INDECISIONES
Caprichoso destino, que unió nuestras sendas cuando yo más lo necesitaba, y de ser un simple número te convirtió en un deseo.
Llegó la noche sin prisas, en la que todo fue demasiado rápido. Tu indecisión chocó con mi seguridad, si bien el entusiasmo fue compartido.
¿Cuándo todo se transformó en drama? ¿Y cómo luego dejó de serlo? Llenamos la noche de contradicciones, negando con palabras, afirmando con besos.
Tu sabor a menta, un estigma en mi saliva; el olor de tu piel, un recuerdo para siempre; tu tacto, imborrable.
Pese al drástico cambio todo sigue igual, no ha habido avance ni retroceso, solo lágrimas y abrazos, susurros en la oscuridad, silencio a la luz del día.
Llega un momento en que tantas emociones me nublan, y ya no sé lo que siento, igual que hay otros que tienen tanto donde elegir que nunca llegan a decidirse por nada. Así es el exceso, desconcertante. Te aleja de la absoluta realidad para sumergirte en un mundo de dudas.
¿Dónde está el límite? ¿Cuánto tiempo soportaremos la ausencia de normas? No hay respuesta a nada, son demasiadas preguntas en muy poco tiempo, demasiado desconcierto para esta espectadora acostumbrada a serlo. Tiempo al tiempo.
miércoles, 3 de septiembre de 2008
INCERTIDUMBRE
Tantas veces me he lanzado a la aventura que esta vez simplemente pensé, ¿por qué no? Y me agarré a la incertidumbre como si de mi única posesión se tratase, quizá lo fuera. Aquello que parecía seguro se había convertido en una locura y me había causado demasiados males, así que pensé que en este mundo al revés podía resultar mucho más sano romper con lo habitual y caminar hacia lo desconocido. Gran decisión.
Heisenberg en su principio de incertidumbre afirmó que es imposible medir simultáneamente de forma precisa la posición y el momento lineal de una partícula y, ¿no es eso la vida? ¿acaso no es imposible controlar todas las variables que nos afectan? O mejor aún, ¿no es casi siempre imposible controlar alguna de ellas?
Los días pasan, y nos dedicamos uno tras otro a hacer las mismas cosas, nos programamos y organizamos, aunque sepamos que no cumpliremos con nuestros planes tan estrictamente como nos hemos propuesto. Hacemos reglas para romperlas, y horarios para incumplirlos. Trazamos el guión de nuestras vidas en una monotonía absoluta, pero es justo lo que nos saca de ella aquello que recordamos en épocas posteriores porque, a fin de cuentas, ¿quién quiere días gemelos, ni amaneceres iguales?
Más allá de nuestros planes y proyectos está lo imprevisto, como el refranero popular muy sabiamente refleja: el hombre propone y Dios, o quien sea (esto lo añado yo), dispone. Buscamos seguridad en rutinas y costumbres, y nuestra propia naturaleza y el acontecer de la vida nos alejan de ambas, negándonos la comodidad que da el aburrimiento y la premeditación. Gracias a Dios, o a quien sea, solo nos queda la incertidumbre.