miércoles, 28 de mayo de 2008

ENTRE LINEAS

Otro día gris, salpicado por la lluvia y por tu ausencia, dos constantes que actúan como señal de mi propio Apocalipsis, y a las que mi estado de ánimo se circunscribe.

Y es que es otro día gris, sí, pero hoy la diferencia es que el que ha sido mi único tema de debate interno durante los últimos meses ahora se difumina levemente, solo por unas horas, y llega a ser uno más de los asuntos que tengo en mente. Supongo que esto es una mentira como otra cualquiera, una que me cuento para evitarme sufrimientos, ya que sin muchas ganas de ver a nadie, y sin ninguna intención de hablar sobre ello, pienso en ti una vez más. Aún así, intento dejarte al margen y pienso. Pienso en amigas que se irán, en las que ya no están, en amigas que traicionan, en las nuevas amigas y en otras que ya hace mucho que no lo son.

La vida cambia tanto... te sorprende a cada paso con giros inesperados, y este año que todo el mundo se empeña en dar por terminado ha sido un auténtico torbellino para mí. He aprendido, entre otras cosas, a tomar ciertas decisiones, a tomar distancia cuando es necesario, a ser yo misma con más convicción, a vivir lejos de algunas personas aunque no a convivir con otras. Sobretodo he aprendido muchísimo sobre quién soy, lo que quiero y a quién quiero. He aprendido a no agobiarme con las expectativas de los demás, y a no juzgar ni tener prejuicios, especialmente conmigo misma, ya que soy con diferencia la persona a la que más maltrato. Y aún así me pregunto, ¿porqué relativizar mis pequeñas desgracias, cuando es con ellas con lo que me siento viva? ¿Porqué dejar de leer entre líneas, cuando a veces pienso que es lo único que tengo, pese a saber que esa sensación es fruto de lo que sucede a mi alrededor y no entiendo? No tengo la respuesta, pero un gurú indio escribió que los problemas son ficticios, que los creamos nosotros mismos para dar sentido a nuestra vida, para que no esté vacía, para poder ocupar nuestro tiempo y nuestra mente en buscar soluciones. Es más, dice que los problemas que nos creamos son un reto, y resolvernos es el alimento de nuestro ego. ¿no se parece eso a una respuesta a mis preguntas?

domingo, 25 de mayo de 2008

PALABRAS

Mi única aliada, la palabra, comienza a debilitarse.

Tanto he escrito y hablado de ti, y tan poco he recibido, que el cansancio empieza a acusarse, se me secan la pluma y la saliva, se me encoge el corazón ante este amor en una sola dirección; yo consumida, una llama que se extingue suavemente por la falta de oxígeno, agua embalsada.

La evidencia acecha, intenta convertirse en mi sombra, mientras mi carrera hacia ti se transforma en un lento paseo hacia ningún lugar, mientras cuento los meses con pequeñas muescas en el muro de tu indiferencia, muro que frena cualquiera de mis impulsos, salvo el de ahogarme en la barra de algún bar.

Cuatro meses de dependencia, de arrastrarme al ritmo que marca tu aleatorio comportamiento, de moverme estratégicamente, siempre con el fin de acercarme a ti, y desde que esta esclavitud comenzó todo ha sido mejor o peor que antes, la armonía ha desaparecido, me empujas a vivir al límite.

Ya no tengo palabras, ni esperanza, pero seguiré escribiéndote,
y ojalá algún día descubras que fuiste objeto de este intenso sentimiento con el que quise curarte todas las penas, sin llegar siquiera a rozarte,

amor inocuo a tus ojos, mortal a los míos.

viernes, 23 de mayo de 2008

FINAL

Se fue la luz con la ausencia de tus ojos. Prefiero que me retires la palabra a la mirada, porque así me castigas, en silencio y a oscuras.
La casa tan llena y yo tan vacía. Tenía tan poco de ti... y ahora que no tengo nada te echo de menos, y rozo la demencia al desconocer tus motivos, me muevo entre arenas movedizas. Es posible que el amanecer me sorprenda aquí sentada, tomando aliento, observando el solitario parpadeo de una bombilla que lejos de confundirse con alguna estrella agoniza, como yo en mi ignorancia.

lunes, 5 de mayo de 2008

FUGA

Intenté escapar, pero aún así, sumida en esa absorbente burbuja del pueblo ajeno, intentando olvidarte, no pude. Un par de estrofas y aquella canción te habían traído hasta mí; solo un par de estrofas, pero con demasiado significado como para dejarme borrar tu huella de mi piel y mi alma. Huí, lo reconozco, y muchos kilómetros más allá aprendí que no hay montaña que oculte tu sombra sobre la mía, ni carretera suficientemente larga como para separarme de tu recuerdo. Yo lo intenté, pero fueron esas precisas notas musicales las que me devolvieron a mi mundo, las que primero inundaron mis oídos con la sensación de escuchar algo que ya conocía, para terminar engulléndome en un abismo de realidad. La música. Ella es la culpable de esta persecución interminable, de este constante sentimiento de cautividad, asocio cada uno de tus movimientos, por leve que sea, con una melodía, cada momento en común tiene su estribillo, cada canción es una parte de lo que recuerdo de ti; en resumen, tú eres la Música, o al menos mi Música, mi banda sonora, como si no te conformases con ser mi alegría y mi desgracia, mi secreto, mi desastre, mi mundo. ¡Qué ilusa fui al creer que podía escabullirme de tu letal atracción!¿Ilusa o inocente? Ya no lo sé. Lo único de lo que soy consciente es de mi, situada frente a aquellas montañas, con el aire soplando en mi contra, y mi mente abstraída, sumisa a aquella canción que me recordaba que te quería, que estabas lejos, y que mi fuga no había servido de nada, porque sigo yendo donde tú estás, porque mi cuerpo está atado a la tierra, pero mi alma está ligada a ti.