Otro día gris, salpicado por la lluvia y por tu ausencia, dos constantes que actúan como señal de mi propio Apocalipsis, y a las que mi estado de ánimo se circunscribe.
Y es que es otro día gris, sí, pero hoy la diferencia es que el que ha sido mi único tema de debate interno durante los últimos meses ahora se difumina levemente, solo por unas horas, y llega a ser uno más de los asuntos que tengo en mente. Supongo que esto es una mentira como otra cualquiera, una que me cuento para evitarme sufrimientos, ya que sin muchas ganas de ver a nadie, y sin ninguna intención de hablar sobre ello, pienso en ti una vez más. Aún así, intento dejarte al margen y pienso. Pienso en amigas que se irán, en las que ya no están, en amigas que traicionan, en las nuevas amigas y en otras que ya hace mucho que no lo son.