Bruce Davidson. Magnum.
Nunca tuve elección contigo, tanto fue así que tampoco pudimos elegir no acabar jodiéndonos. Pero fue ese amor ignorante y loco, lo que más daños causó. Esperábamos demasiado para no haber sembrado nada. Por eso ahora tampoco hay nada que recoger.
Tal vez un día nos encontremos y pueda comprobar si esto de no quererte ya es tan cierto como ahora lo siento. Porque al mirar las fotos sí que sé que ya ni al recuerdo de lo que fuimos quiero. Ahora perteneces a una caja sobre el armario, un nombre en el teléfono.
Quizá nos crucemos por la calle y nos asumamos como dos desconocidas, sin ni siquiera percatarnos la una de la otra, y te roce la pierna con la bolsa de la compra en un semáforo, o me llegue el humo de tu cigarro, y no haya reacción, seremos anónimas. Tanto como lo somos ya en todo lo demás.
El asunto es desde dónde se quiere. Porque esos amores que llaman viscerales salen de los intestinos. Y como no puede ser de otra forma, de ahí solo sale pura mierda.
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