Calmar mi ego, calmar mi ego, calmar mi ego...
Que aunque no me lo parezca, no necesita comer tres veces al día. 

Zamora con chicas bonitas [1]

Desando el camino saboreándote todavía en los labios, pretendiendo conservar tu tacto bajo los guantes. El frío me corta la cara, y la ciudad se alborota a tu partida. Se acabó el silencio. Como si todo el mundo supiera que deseo gritar ¡Quédate! mientras corro detrás del coche, y no quisieran que el eco retumbe en la ciudad moribunda y despierte a sus mártires medievales, y exploten las luces navideñas, que son lo único que da algo de calidez a este pétreo burgo románico. 
Las luces y tú, aunque ahora que te has marchado las bombillas rojas y azules y esta cazadora de mierda ya no son suficientes.  

Fragmentos pasados (o navegando en Oniria)

Qué triste es cuando llega la hora de ir a dormir, y tenemos que decir hasta mañana, con todo el sueño, la obligación y el pesar. 
Pasarán unas horas en las cuales navegaremos por el éter de los sueños, donde nos veremos o no, y despertaremos con la prisa de hablarnos, de notificar nuestra renovada existencia.

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Te despiertas de madrugada y vas a la cocina a por algo de agua. No estás sola en casa, pero así lo sientes, caminando por habitaciones vacías. Todos los sonidos retumban en el silencio, contundentes. Tus pasos, la puerta del frigorífico, el vaso sobre la mesa, el agua vertiéndose. Todos esos sonidos son el eco de una aparente soledad. Los demás duermen, y para ellos el único eco es el del ruido de los sueños chocando contra la almohada. 
Podría ser una bonita metáfora del ahora. El ahora en el que intento mantener la mente fría, y vacía, pero algún pensamiento rebelde se escapa y resuena en mi interior creando un eco que dice tu nombre. 

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Soñar, todo el mundo quiere soñar. Y yo ya solo quiero dormir tranquila. 

C'est la vie!

Que cuando te has dado hostias de pánico parece inevitable pensar que has cogido cierta inercia para seguir repitiendo plato. Me niego a eso.


No puedo prometerte nada. Solo yo. Aquí. Ahora. Porque todo lo demás no existe. Por mucho que Ortega diga que la vida es futurición, que es lo que aún no es. La vida es un paseo, una película, un vozka con naranja o un polvo a media tarde. La vida es todo eso mientras lo haces. Y lo demás son tonterías. 

DE POLACAS EN LA PLAZA MAYOR

Gente diciendo adiós a través de la ventana del autobús. Pero ese adiós no es para mi, tú y yo vivimos a base de hastaprontos. 


Que no hay cerveza envenenada ni baño que la soporte. Ni foto que nos soporte...
Que las esdrújulas son lo nuestro, y tu coño lo disfruta.


Salamanca nos da camino mientras nos regalamos ideas. No hay libro como esta vida nuestra, como esta historia nuestra. Sin casualidades, solo momentos que cierran ciclos, o los abren.


Dejemos de ser consumistas de emociones, y pensemos en nuestros "yo". 
¿Cuántos me echas? Los que tú quieras hermosa, que hoy llevo gafas de sol para soñar en secreto.


Comamos sol y verduras, y digámonos una y otra vez, eres mala Muriel.

IN CAN DES CEN CIA

Pequeña llama que agonizas a mis ojos
a través de una botella color botella.
Medio vacía.
Medio llena.


Pequeña llama que se aviva a mi sentir
a través de estos cuerpos nuestros que se reclaman.
De esos ojos tuyos 
anunciando tu mirada.


Fuego que te prendes 
con una sola presencia
extinguido
por el fervor de la consciencia.


Incendio que me habita, y al que habito,
implacables ambos
en lucha por la simbiosis.
O la victoria.