A menudo la vida nos alecciona con el azote de la ironía, y aquello de lo que renegamos a veces se convierte en el pan nuestro de cada día, y las palabras “de esta agua no beberé” quedan vetadas para siempre. Quizá sea una lección que debería haber aprendido cada una de las veces que desperté pasado el mediodía con la cabeza cargada pensando “se acabó salir por una temporada”, y terminé doce horas después bailando enloquecida cualquier tema de estribillo pegadizo, el deja vu de toda mi vida. Pero si hay algo q nos caracteriza es eso de tropezar más de una vez en la misma piedra; tropezar, caer, rodar, levantarnos y volver a tropezar. Y tan contentos.
martes, 16 de febrero de 2010
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