miércoles, 11 de junio de 2008

DUELE

Lo irresistible se me ha hecho soportable a fuerza de resignación,
suficiente para hacerme saber que es tiempo de despedirme.
A preguntas desesperadas respuestas sin sentido,
o así fue el día en que decidiste volver.
Qué falsedad, tu retorno, porque nunca fue tal.
Solo fue un duro golpe, un portazo en mi cara,
un empujón fuera de ese círculo pintado en el suelo en el que vives.
Duele.

Hay barcos que permanecen siempre anclados al mismo puerto,
libros que se cierran sin haber pasado página,
sombras que nunca desaparecen.
Así es esta historia, caminaré hacia adelante,
pero con la vista puesta atrás,
por si encuentro tus ojos de nuevo.

Recorro las calles mirando al suelo,
presa del desánimo.
Ya no te busco entre la gente.
Y duele.

Duele recordar el antes, y ver la oscuridad del después,
duele el olvido, o el intento de ello,
duele verte, tanto como no hacerlo,
oír tu nombre, saberte cerca y a la vez tan lejos
salvar infinitos obstáculos para terminar en una habitación vacía.

Me dueles.

No hay comentarios: