domingo, 15 de junio de 2008

AMOR

Un día despiertas dándote cuenta de que te has convertido en la clase de persona que sube caminando las escaleras mecánicas del metro, dejando a un lado a la inmensa hilera de gente que soporta el ascenso inerte, contando los azulejos de la pared, y te preguntas insistentemente quién eras antes, porqué durante 20 años has sido diferente, o porqué eres diferente ahora, y que te ha hecho cambiar tan drásticamente cuando lo cierto es que el cambio, aunque brusco en una primera impresión, ha sido en realidad un lento paseo por tu subconsciente, un profundo viaje en el que has intentado conocer lo más oculto de ti mismo.

Te analizas una y otra vez, intentando encontrar un porqué, o al menos un cómo. Y de una forma traumáticamente sencilla, todas las respuestas se resumen en una persona. La miras, y la ves transparente en un sentido metafísico. Adiós a Darwin, a la teoría de la evolución, y a todas las teorías que asumen el hecho de que la reproducción es a lo que el ser humano está avocado, porque es mentira. No estamos en el mundo para procrear, sino para amar. Que no se puede elegir a quién se ama es un tópico cierto, shakespiriano o hollywoodiense, o ambos a la vez, pero totalmente cierto. El amor es el final de esta historia, el amor con mayúsculas, cómo decía Tolouse Lautrec en Moulin Rouge, “todo lo que necesitas es amor”, “all you need is love” reiteraba el protagonista emulando a los Beatles. El alma es al cuerpo lo que el amor es al mundo, es una regla de tres sencilla, pero que olvidamos a menudo. Nos dejamos guiar por elementos mucho más banales y primarios, dejamos pasar oportunidades, nos vendamos los ojos constantemente. Pero sin más, un día te encuentras con alguien que irradia esa energía y enciende tu radar, y no importa quién sea, porque hace que subas caminando las escaleras del metro, te da un objetivo, algo distinto a contar los azulejos de la pared mientras ves como otros suben caminando a tu lado. Despiertas, no solo a un nuevo día, sino a la vida de verdad.

No siempre esta historia tiene un final feliz, en muchas ocasiones esa energía que acciona tu mecanismo no iba dirigida a ti, y después de subir todas las escaleras del metro caes a las vías de nuevo, sin aliento para levantarte y recuperarte del rechazo. Destrozas los discos de los Beatles, odias a todo el mundo para compensar el querer tanto a una sola persona, y te sumerges en la autocompasión obsesiva, o en algún otro mundo solo explorado por la perversa mente de Freud.

Cuando la tormenta pasa, solo recuerdas haber amado, y no te importa quién eras antes, quién eres ahora, ni tampoco importan el porqué o el cómo. Solo hay una cosa evidente, all you need is love.

miércoles, 11 de junio de 2008

DUELE

Lo irresistible se me ha hecho soportable a fuerza de resignación,
suficiente para hacerme saber que es tiempo de despedirme.
A preguntas desesperadas respuestas sin sentido,
o así fue el día en que decidiste volver.
Qué falsedad, tu retorno, porque nunca fue tal.
Solo fue un duro golpe, un portazo en mi cara,
un empujón fuera de ese círculo pintado en el suelo en el que vives.
Duele.

Hay barcos que permanecen siempre anclados al mismo puerto,
libros que se cierran sin haber pasado página,
sombras que nunca desaparecen.
Así es esta historia, caminaré hacia adelante,
pero con la vista puesta atrás,
por si encuentro tus ojos de nuevo.

Recorro las calles mirando al suelo,
presa del desánimo.
Ya no te busco entre la gente.
Y duele.

Duele recordar el antes, y ver la oscuridad del después,
duele el olvido, o el intento de ello,
duele verte, tanto como no hacerlo,
oír tu nombre, saberte cerca y a la vez tan lejos
salvar infinitos obstáculos para terminar en una habitación vacía.

Me dueles.

martes, 10 de junio de 2008

RUINA

Hoy es uno de esos días... así podría comenzar una vez más esta crónica de desdichas, ya que este punto concreto de mi pared no es sino una vía de escape, un vivo reflejo de mi persona en momentos tristes. Ojalá pudiera dejar de mirarme en este espejo, pero el recuento de mis fracasos sigue siendo superior al de mis logros, tengo fe y ganas de superar esta etapa, pero tengo también grandes grilletes que me amarran a este pozo de fango en el que me hundo lentamente.

Estoy triste sí, por razones varias, pero especialmente porque he perdido la perspectiva sobre todas las cosas, estoy en una realidad de dos dimensiones, completamente plana y sin capacidad de movimiento. Inválida en mi propio cuerpo, y avergonzada por este encubierto abandono.

Probablemente mañana saldrá el sol, recibiré la palabra de aliento de la persona adecuada o escucharé una canción que me guste, y la tormenta de dramatismo se habrá esfumado, pero eso, en tal caso, será mañana. Hoy estoy en ruina.