Nuestros ojos buscándose en la estación, un cigarro a medias en el coche mientras acelerada te relato una a una todas las anécdotas del viaje, para después quedarme absorta mirando por la ventanilla, embebida en cada detalle por la luz hipnótica que siempre tuvo esa ciudad para mi. O tal vez era la tuya. Un disco rojo marca una pausa, necesaria para culminar con un beso aquel momento de perfección absoluta, creyendo que no necesito nada más en la vida que ese instante.
Descansen en paz los recuerdos, que me obligan a aferrarme a una relación que está ya en el desguace. Descanse en paz aquella felicidad plena pero efímera que nos regalamos. Y descansen mis lacrimales en consecuencia.
Te vas, mi amor. Aunque hace tiempo ya de tu marcha. Te vas y deseo que así sea. Termina ya lo que empezaste cuando llegó el fin, porque para mí es el momento de decir adiós. Para siempre. No es rencor, solo cicatrices.
He tardado en darme cuenta, pero ya es hora de volver a poner las pilas a los relojes.
lunes, 26 de marzo de 2012
D.E.P (o el fin del invierno)
Suscribirse a:
Entradas (Atom)