lunes, 31 de agosto de 2009

CUMPLEALFAS

En 35 minutos tendre un año más, en 35 minutos habrá pasado un año, 35 min = 1 año, treinta y cinco igual a un año, treinta y cinco igual a uno, treinta y cinco años igual a un minuto, treinta y cinco zapatos igual a un coche, treinta y cinco suspiros igual a un dolor, treinta y cinco cervezas igual a un coma, treinta y cinco… uno… números… tiempo… Vivo en un mundo ficticio, de magnitudes y escalas inventadas, vivo en un mundo fabricado por no sé quién, vivo en un mundo en el que en treinta y cinco minutos tendré veintidós años. Vivo en un año en el que el minuto tendrá treinta y cinco mundos. Ambas oraciones tienen el mismo sentido absurdo fuera del mundo ficticio. Cumplir años… ¡falacia! ¡mentira! Por mi no pasan los años, sino las experiencias, el tiempo no existe, y por tanto no transcurre, y el envejecimiento físico no va a la par que el del alma, mi alma será joven mientras yo lo quiera, y yo si existo, por lo que querré ser joven siempre… joven… quizá esa palabra tampoco exista, si no hay tiempo no hay joven ni viejo, solo hay… solo hay yo. Es lo único de cuya existencia estoy segura, y a veces ni eso. Seguiré cumpliendo años para celebrarlo, pero debajo de este traje de piel siempre tendré la misma edad, ninguna, la no cuantificable, la mía, la que sea, llamémosla alfa.
Ya solo faltan veinticinco minutos para mantener alfa… solo decidme, ¡Feliz vida! Y entonces comeremos tarta.